
Hola!
Le estaba respondiendo a Francisco que dejó un comentario a otra nota, pero me inspiré y me salió otra nota nueva! Genial!
Francisco escribió:«Hola Marisa, me parece que todo lo que la mente quiere lo logra para bien o para mal. Hay tantas cosas aprendidas que, muchas veces la llevamos como paradigmas, para conseguir algo, hay que romper esquemas.»
Su comentario me hizo pensar y salió lo siguiente… (¡sí que pienso cuando quiero, jaja!)
Hola Francisco, estoy totalmente de acuerdo con tu comentario… la cuestión es que si pensamos en romper todos nuestros paradigmas puede ser una tarea de gigantes, que ya de sólo pensarlo nos detiene.
Algunos datos que he estado leyendo, afirman lo siguiente:
1) Todos nosotros estamos siempre creando imágenes de nosotros mismos. Las investigaciones muestran que nos hablamos a nosotros mismos en un promedio de 300 a 1000 palabras por minuto!
2) También muestran que más del 75% de la charla que un adulto típico mantiene consigo mismo es negativa. Significa que más de la mitad del tiempo las conversaciones internas que mantenemos son ¡PUM! para abajo!
3) Siempre estamos yendo en busca de algo, nos dirigimos hacia alguna meta. Nuestra propia naturaleza humana es la búsqueda de objetivos y de dirección, por lo tanto…
4) Estamos constantemente «siendo llevados» hacia aquello en que nos focalicemos, nos guste o no.
¿Esto quiere decir que no tenemos solución?
Para nada! significa que como adultos responsables de nuestro mundo interno podemos:
1) Observar y no creernos tanto la charlatanería -que por otro lado siempre va a estar allí- y estar menos identificados con quienes nos hemos creído hasta ahora que somos
2) Cuestionarnos siempre nuestras creencias, escuchar lo que decimos o poner atención en lo que pensamos y preguntarnos ¿esto es verdad? ¿de qué manera me abre posibilidades esta manera de pensar o de hablar? ¿me conviene seguir creyendo lo mismo?¿qué nueva creencia me apoyaría más y me gustaría que fuera verdad en mi vida?
3) Dirigir conscientemente nuestra charla interna hacia las metas que deseamos alcanzar, esto es, eligiendo pensar de manera creativa, elegir creencias que nos llenen de poder
4) Actuar de acuerdo a esas nuevas creencias. Edward de Bono tiene un libro excelente, «6 Sombreros para pensar» donde recurre a la vieja frase «el hábito hace al monje» ¿que quiere decir? que si me visto como un monje y hago las cosas que hace un monje, probablemente me llegue a convertir en un monje…
Otro ejemplo es la estatua del Pensador de Rodin, vieron que parece que piensa de verdad? pero es de bronce, no piensa!… bueno, si nosotros queremos parecer pensadores asumiremos una postura y haremos las cosas de una ciertas manera. Pues lo mismo podemos hacer para alcanzar cosas que no hemos logrado aún… Hago como si soy exitosa, hago como si soy alegre, hago como si soy divertida, etc.
Gran parte del desarrollo del Ser, es Parecer -al principio, claro- luego hay que sostenerlo, o sea ejercitar los músculos!
Claro que yo sé por experiencia que: ser una pensadora o ser monje -hacer cualquier otro trabajo en que me sienta feliz- ser exitosa, ser divertida, ser alegre… tiene que ver con la forma como yo me siento, con la autoestima. Entonces, puedo hacer como si … me quiero de verdad? La respuesta es Sí. Puedo hoy mismo empezar a quererme. Puedo tener modelos de personas que tienen actitudes amorosas consigo mismas, si yo no sé cómo hacerlo, y ver qué hacen esas personas distinto de lo que yo hago?
Si vamos a elegir sentirnos bien cuando seamos exitosos, seamos alegres, seamos divertidos, tengamos dinero, tengamos una pareja, tengamos un hijo, etc, etc, etc… nos estaremos haciendo un gran perjuicio.
5) Si encuentras alguna resistencia para empezar a sentirte bien contigo ahora, haz el siguiente ejercicio:
Reemplaza el pensamiento: «Yo me sentiré realmente a gusto conmigo misma/mismo, cuando…» por el pensamiento: «Ahora mismo, me siento realmente a gusto conmigo misma/o porque….» y completa la frase de unas 7 o 10 maneras diferentes.
En síntesis y para llevarlo a la práctica:
Mi sugerencia es que tomen una sola de vuestras creencias limitantes, y trabajen con ella, haciéndose preguntas, teniendo un diálogo interno, haciendo una visualización o una meditación para corregir esa falsa creencia, llevando a cabo acciones distintas.
Por ejemplo, puede que me haya dado cuenta de que tengo que la creencia: «No es importante lo que yo tengo para decir, lo que dicen los demás es más interesante»… el siguiente paso es preguntarme ¿de dónde viene esta creencia?. Luego puedo recordar que cuando era chica, quizás adolescente o niña, mis padres me decían «los niños no interrumpen, los niños esperan que los adultos hablen, los niños sólo escuchan porque ellos no saben», etc. Entonces me doy cuenta de que yo me lo creí, y hasta ahora nunca había sido consciente de esa creencia. Ahora puedo darme cuenta de que como niña mis padres querían mantenerme a raya, o inculcarme un determinado valor, por ejemplo, para que interrumpa cuando otra persona habla. Cualquiera sea la idea que ellos hayan tenido al enseñarme esto, ahora sé que no es verdad, que sí tengo cosas valiosas para decir, que no soy ni más ni menos que nadie, que comprendo cosas que para los demás pueden ser importantes y que puedo aportar mi experiencia personal para que otras personas también se beneficien de lo que yo sé, y de lo que yo soy, porque cuando hablamos expresamos lo que somos… nuestro mundo interno se abre a los demás a través de la comunicación. El siguiente paso, cuando he comprendido todo esto, y digo «Ajá!» entonces asumo el compromiso personal de hacer algo diferente, por ejemplo, la siguiente vez que esté en una reunión de amigos, voy a dar mi punto de vista con firmeza, y voy a participar de la conversación activamente por lo menos 3 veces.
Por supuesto, el paso que sigue es hacerlo! Sin acción estamos igual que cuando empezamos, o casi, quizás un poco más conscientes y eso es muy importante en el proceso de cambio. Puede que nos dé miedo cambiar, pero Susan Jeffers dice «Aunque tenga miedo hágalo igual!»… así que sí, hay riesgos que correr porque estamos saliendo de la famosa «zona de confort». El miedo disminuye ni bien entramos en acción.
Todos los estiramientos nos piden lo mismo, para crecer tenemos que ir un poquito por encima de nuestros límites y creencias actuales.
¿Y? ¿Estás listo para hacer el siguiente estiramiento?
¡Seguro que sí! ¡A por ello!
Hola Marisa, interesante tu comentario. Que bueno haberte conocido, me siento como si estuviera en un taller real.
La vida es una tarea de entusiastas.El que quiere, quiere, o, el que no confía no lo consigue. La vida es muy interesante.Cambiando algo lograremos muchisimo. Es importante el primer paso, es cierto; la acción rompe con el miedo, la clave es no acumular temores; que desaparezcan lo más pronto.
Hagamos eso que, no queremos, eso que, tengamos miedo, todo lo que nos impida ser mejores.
Gracias Marisa.