¿Qué es lo que lleva a las personas apasionadas a trabajar tan duro? ¿De dónde sacan su energía? La pasión en la vida puede ser alimentada por muchos factores. Una de las formas más poderosas de recuperar tu pasión es conectarte con tu legado.
Déjame explicarte la idea. Cuando tienes menos de 30 años tu motivación para trabajar y para vivir se encuentra en generar mayores ingresos, una mejor posición en tu carrera profesional, mejores condiciones de vida y en general pasarlo bien, tener una buena calidad de vida. Pero a medida que creces, y especialmente después de los 40 años, cambian tus prioridades. No es que las otras cosas no te importan más, pero va cambiando la valoración por ellas.
Empiezas a desear algo más satisfactorio. Buscas lograr cosas que tengan un mayor significado, un impacto positivo en el mundo, en las personas que te rodean, y lograr aquellas cosas por las cuales serás recordado. Un sentido de urgencia comienza a nacer a medida que el tiempo pasa. Y la fuente de tu pasión nace de querer dejar detrás de ti un legado.
Ese legado puede tomar la forma de un cambio social provocado por tu trabajo. O puede estar en una empresa o en una organización fundada por ti. Muchos empresarios exitosos crean fundaciones y apuestan por causas nobles. De esa manera pueden dejar su huella, perpetuar su nombre o el de su familia para la posteridad.
Cuanto mayor es la meta, más ferviente es la pasión. Revolucionarios y luchadores por la libertad como Mahatma Gandhi y el Che Guevara lucharon toda su vida por la liberación de sus países. Sus ambiciones involucraron la vida de millones de sus compatriotas. La magnitud de sus legados consumió todo el tiempo de sus vidas, pero fue un tiempo vivido con pasión, donde cada día fue usado para perseguir ese objetivo. Los placeres temporales y las recompensas menores no satisfacen a alguien que trabaja en ese nivel. Su pasión busca metas más altas.
Obviamente un invento, un nuevo proceso o producto también puede consagrar el nombre del fabricante en los libros de historia. ¡Pero no tienes que ser Cristóbal Colón o Newton para dejar un legado! No. Me estoy refiriendo a algo más simple.
Por ejemplo, Rosa, una amiga mía ocupa casi todo su tiempo libre donando su trabajo para un albergue de animales abandonados, gatos, perros o incluso caballos u ovejas que eventualmente se quedan sin dueño, son atropellados o abandonados.
Patricia, otra amiga, hace años que milita en la política porque le fascina, sin recibir ni un centavo. Ella tiene el ideal de contribuir para provocar cambios sociales y mejoras de las condiciones de vida en su comunidad. También trabaja en una fundación de ayuda a niños carenciados, y apadrina a dos niños.
Personalmente, mi legado tiene que ver con impactar positivamente la vida de las personas ayudándolas a recuperar la confianza en sí mismas, a quererse más a través de la auto-aceptación, a creer en sus capacidades y asistiéndolas para que puedan llevar a cabo los proyectos que están postergando. También donaré una parte del dinero recaudado en las actividades que ofrezco de manera presencial para que haya menos perros abandonados en el pueblo donde vivo (¡y son muchos!).
Estar conectados con algo más grande que nosotros mismos nos hace sentir realizados.
¿Habías pensado alguna vez en tu legado? ¿Qué es lo que te motiva de una manera más fuerte? Escribe tus emociones más intensas y las cuestiones o causas que más te interesan. Pueden estar fuera de tu área de trabajo actual. Comienza a trabajar en estas causas. Si es necesario, estudia y adquiere nuevas capacidades y ponte en marcha. Puede ser un simple proyecto para mejorar tu barrio, o impulsar un cambio en un nivel mayor.
Recuerda que todos los grandes hombres y mujeres que han provocado cambios eran hombres y mujeres comunes y corrientes como tú y como yo, pero ellos tenían el poder de la convicción y creían apasionadamente en sus sueños.
Hola Marisa! Me dió mucho gusto enterarme de tu libro, la verdad anduve algo complicada y no pude felicitarte con anterioridad. Espero estar entre los primeros que tengan esa guía que no puede llegar en mejor momento.
Me encantó la frase de Aristóteles que nos dejas, me viene como anillo al dedo pues me paso algo muy similar en lo cual me sentí injustamente agredida pero es muy cierto eso de que el enojo nos ciega y no nos damos cuenta de la manera en la que actuamos.
Te deseo todo el éxito del mundo, el cual ya tienes, y que sigas cosechando más y más en todos los niveles.
Un saludo muy cariñoso para ti desde la Blanca Mérida aqui en Yucatán
Bendiciones para ti y tu pequeño!
Gracias Alito!!! muchas gracias.
Me alegro un montón de que te haya servido la frase de Aristóteles (aún seguimos aprendiendo mucho de él!)
Te voy a estar informando por email cuando envíe la promoción de mi libro, el martes.
Es necesario que tengas cuenta en Paypal.
Un abrazo grande, grande, disfrutá de tu tierra tan maravillosa!