
Después de haber trabajado mucho, mientras tomaba una ducha antes de la cena, repasaba mentalmente todos mis logros del día. Y entonces escucho esa voz: «Te faltó modificar esa página de ventas que está desactualizada».
Mi voz interna llamó la atención hace algunos días, con un lenguaje similar al que oí tantas veces antes. “Esta habitación es un desorden. Necesito limpiarla urgente. Qué desastre. Nunca encuentro lo que busco. Necesito pintar y ordenar toda esta pila de cosas.” Pero no lo hice. Ignoré el mensaje y continué con otras tareas.
Tuve una conversación similar a ésta la semana pasada, y la anterior a esa, y la anterior a esa. Este aviso recurrente en mi cabeza es intuitivo pero bastante irritante– esas cosas que se repiten en nuestra consciencia, pero sobre las cuales no hacemos nada.
Seguramente las has escuchado también. “Deberías arreglar el jardín.” “Necesitás bajar de peso.” “Esta relación no te hace feliz.” Escuchamos el mensaje, podemos reconocer que nos aporta algo de verdad, pero no hacemos nada al respecto. La vida sigue, y cuando queremos acordar, el mensaje emerge otra vez.
A veces no sabemos por qué no hacemos las cosas. Simplemente nos tomamos demasiado tiempo. En ocasiones, una cosa pequeña como no arreglar la habitación puede estar conectada con temas más profundos. A veces, es más útil simplemente actuar, ponernos una meta alcanzable, como ordenar por una hora y luego durante media hora cada día, y eso pone en movimiento nuestra energía. Y aunque sabemos que sería fácil, aún así lo postergamos.
Estos mensajes irritantes, son en realidad mensajes de nuestra alma. Nos hacen saber qué pasos necesitamos tomar, qué tareas necesitamos terminar, qué barreras necesitamos superar para dar un salto en nuestra evolución personal.
Nuestro ego rechaza este mensaje de nuestra alma, dándonos un montón de ideas de por qué no es el momento o por qué no es tan importante. «Ya lo haré más adelante», nos decimos.
En realidad, esa situación es una manifestación de un bloqueo interno. No se trata del desorden, o de la postergación, sino de lo que el desorden o postergar representa en sí; se trata de cómo ese bloqueo nos aleja de nuestro potencial. Se trata sobre los hábitos y las creencias que estamos dispuestos a dejar ir, se trata de superar algo hacia lo que estamos avanzando.
Nuestra alma desea que vivamos la vida para la cual nacimos. Quiere que crezcamos y evolucionemos y realicemos nuestro propósito. Si escuchamos, tenemos apoyo y guía para hacer esto. Si no respondemos al llamado, el Universo seguirá tratando de llamar nuestra atención. Se volverá irritante y molesto. Las cosas se perderán, se romperán, se echarán a perder, nos enfermaremos– nos mantendremos atascados y la vida será más complicada innecesariamente.
Si escuchamos el mensaje de nuestra intuición y lo seguimos, avanzaremos mucho más fácilmente.
Yo recordé la idea de que esta voz interna puede colaborar conmigo y convertirse en mi coach, alguien que ve lo que hace falta hacer, alentándome y deseando cosas buenas para mi vida.
Entonces establecí un diálogo con esa voz, diciéndole: «Ok. es verdad, no lo hice aún, pero lo voy a hacer. Te agradezco que me lo recuerdes. Y si me ayudaras, me serviría mucho.» Le hice saber a esa voz que la reconozco, que la necesito, y que sería mucho más eficiente si me hablara como un coach que me apoya, que me habla de una manera agradable y que me alienta a avanzar.
Una vez que descubres lo activa que puede ser esa voz en tu vida, puedes comenzar a hacerte amigo de ella e invitarla a volverse un coach amigable.
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