
Cada vez que inicio una sesión con un cliente, les pido que me digan algo bueno que ha sucedido desde nuestra última sesión.
La mayoría de las veces, la respuesta es la misma.
Se quedan en silencio, quedándose como desconcertados. Piensan por unos momentos, luego dicen: «No sé». «Nada realmente».
«Tómate un momento», respondo. «No tiene por qué ser algo grande, solo algo lindo, algo que se sintió bien o que disfrutaste. O quizás algo que hiciste bien «.
Y luego espero mientras reflexionan…
Supongo que la expectativa estereotipada de una sesión con un terapeuta o con un coach es que la conversación será sobre lo que no está yendo bien. Es fácil dirigirse ahí. Ya sea en terapia o en la vida en general, las personas hablan rápidamente sobre lo que no funciona en sus vidas. Lo entiendo. Estamos cableados biológicamente para ver las amenazas en el mundo que nos rodea.
Tenemos que trabajar un poco más para ver lo bueno. Pero todo lo que tenemos que hacer es abrir nuestro objetivo un poco y comenzamos a ver la abundancia de bendiciones que llenan nuestras vidas. Está el calor del sol radiante en un día de invierno, el saludo amable del hombre en la rotisería que me deseó que tuviera un buen fin de semana, la espinaca tan verde y fresca, la conexión sentida con mi amiga Marisol en una conversación de Whatsapp, la emoción de ver junto a mi hijo el último episodio de La Casa de Papel, el olor del aire fresco que sopla suavemente en la ventana, lo bien que me sentí luciendo mi cabello brillante y arreglado, el hecho de que mi auto está en buenísimas condiciones, la diversión de jugar a las cartas en casa con mis vecinos, la sensación de logro que gané al hacer algo que era difícil para mí, como establecer la rutina de levantarme a las 6 de la mañana y hacer ejercicio.
Podría seguir y seguir.
Y eso es típicamente lo que les sucede a mis clientes. Una vez que comienzan, la lista de cosas buenas crece.
Hemos escuchado que aquello en lo que nos enfocamos se expande, y veo que es así casi todos los días.
Si quieres ver más cosas buenas en tu vida, debes buscarlas. Y cada vez que lo haces, creas nuevas vías en tu cerebro que fortalecen tu capacidad de verlas más fácilmente.
Si estás demasiado ocupado mirando los desafíos y las dificultades, tu cerebro se hará realmente bueno haciendo eso.
Yo y mis clientes, buscamos las cosas buenas 😉
Y cómo es para vos? me encantaría leer tus comentarios y reflexiones…
Deja una respuesta