Muchos de mis clientes están atrapados en el ciclo de cobrar poco porque no se valoran a sí mismos, sus conocimientos, su experiencia y su tiempo.
Muchos profesionales en general, y coaches y terapeutas en temas de autoayuda en particular, luchan con la creencia limitante de “No estoy lo suficientemente preparado/no soy lo suficientemente bueno/no estoy lo suficientemente listo para cobrar más por lo que hago.”
“No soy lo suficientemente bueno” puede aparecer de varias maneras diferentes:
• No sé lo suficiente
• Necesito otro título, una certificación adicional o más entrenamiento
• Yo no soy un experto. Los expertos son personas que escriben libros, conducen entrenamientos y enseñan a nivel universitario.
• Mis colegas son mejores/tienen más entrenamiento que yo.
• ¿Esto que yo sé no lo sabe todo el mundo?
Si has estado en el mundo corporativo y has sido muy bien remunerado por tu trabajo, es fácil aceptar un salario alto porque alguien más determinó que tu trabajo o tu puesto vale eso. Pero es completamente diferente cuando eres tú quién determina tu propio valor como empresario independiente.
Y para muchos de ustedes, esto los mantiene evitando salir allí afuera, solicitar entrevistas introductorias para trabajar con sus clientes y aumentar sus precios. Están atascados en un círculo vicioso.
Bueno, si estás luchando con esa profunda creencia de que no eres lo suficientemente bueno, o que no estás preparado todavía, voy a darte tres buenas razones por las cuales tú vales cada centavo que pides.
1. Las experiencias de tu vida valen más que cualquier escuela. Todos conocemos historias de personas que abandonaron la escuela o que no tienen una carrera universitaria y que están creando una empresa muy exitosa. ¿Piensas que la gente les pregunta a ellos por sus títulos o certificaciones? ¿Por qué alguien iba a decir que tus experiencias no son tan asombrosas? Créeme, hay personas ahí afuera que pagarían bien para que les enseñaras cómo conseguiste bajar 15 kilos de peso, o cómo lograste salvar tu matrimonio, o cómo iniciaste tu propio negocio. A ellos no les importan tanto los títulos debajo de tu firma.
Por ejemplo, yo tengo un familiar que creó su propia fábrica de productos para la industria alimenticia con poquísimo dinero, está siendo muy exitoso y apenas terminó la secundaria. Y conozco a un gerente joven de una empresa de primer nivel en el mundo que da entrevistas en televisión y no terminó la escuela secundaria.
2. Tú eres contratado para facilitar la transformación, NO eres responsable de hacer que la gente tenga la transformación. Tus clientes son 100% responsables de hacer lo que tú les sugieres que hagan y por crear el cambio en sus vidas. Es probable que tu puerta sea la primera puerta que tus clientes atraviesan en el proceso de cambio. Y puede ser que necesiten pasar por otras 6 puertas antes de que resuelvan el problema en sí. Pero tu puerta los conduce a las otras 5 puertas que vienen después.
3. Para un alumno de tercer grado, cualquier alumno de cuarto grado es un Maestro. Donde quiera que estés en tu práctica, vas a atraer a personas que necesitan las habilidades que tú les puedes enseñar en este mismo momento. Tú puedes ofrecerles ayuda con el nivel de experiencia y conocimientos que tienes ahora mismo.
A medida que te vuelvas mejor en lo que haces, vas a atraer a personas que requieren una versión más avanzada de tus servicios por un precio más alto.
Cualquier persona puede volverse experta en algo si dedica suficiente tiempo y persistencia a indagar en ese tema en particular.
Yo me sentía muy nerviosa con mis primeros 8 clientes hace algunos años. Pero ellos eran perfectos ejemplos de alumnos de tercer grado que necesitaban mi ayuda, y aún tengo amistad con algunos de ellos. ¡Acabo de recibir un email pidiéndome un consejo personal de uno de mis primeros clientes! Me dio mucha satisfacción recibir su mensaje.
Así que donde quiera que estés – tienes que saber que tú vales cada dólar que pides. Deja de protegerte detrás de esa voz que te dice que no eres lo suficientemente bueno. Atrévete – incluso si es con miedo – Atrévete.
Espero que me cuentes sobre lo grandioso de tu trabajo.
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