Lo que tú haces (y quién eres) tiene un enorme valor. Para ser realmente próspera en tu negocio y en tu vida, tienes que creer esto con todo tu corazón. Sin embargo, muchas veces veo a mujeres, yo misma incluida, subestimando su valor.
Mientras que por un lado apoyamos con entusiasmo los dones y talentos de nuestros hijos, amigos, y esposos, cuando hablamos de nuestros propios talentos decimos algo como… “No es nada,” “Cualquiera puede hacerlo,” o “Fue solamente suerte que todo salió bien”.
Desde un punto de vista financiero, si no estás apreciando el valor de tus productos y servicios, tampoco estás recibiendo el pago que mereces. Estás dejando dinero sobre la mesa.
Voy a compartir un ejemplo de algo en lo que naturalmente soy buena pero a lo que no le daba mucho valor hasta hace muy poco tiempo…
Hace algunos años atrás trabajaba como administrativa en la oficina de una bodega en California. Un día sentía que no podía más, que quería irme a casa y que no era capaz de desempeñar mi trabajo apropiadamente. Una parte de las tareas era recibir y derivar las llamadas de clientes en inglés -y mi inglés no era muy bueno en esa época así que muchas veces me sentía realmente tonta. Pero esa era una parte menor dentro de mis tareas.
Mientras hablaba con mi jefe, James, me puse a llorar en mi escritorio. Yo le estaba diciendo entre lágrimas que me iba a ir, que creía que era mejor que contrataran a otra persona. Nunca me voy a olvidar de esos momentos, porque James se puso de rodillas junto a mi escritorio pidiéndome que por favor no me fuera, y mientras me miraba a los ojos me dijo: “Mira, cuando tú llegaste a shipping (el sector de envíos) hace un mes, la oficina estaba aquí, y ahora está aquí arriba” (dibujando con su mano una línea ascendente de 45 grados).
Me dijo que yo había logrado mucho en muy poco tiempo, y que nunca antes había tenido un mejor equipo de trabajo. Era verdad… éramos realmente un equipo hermoso de camaradas. Cuando escuché sus palabras, sentía que llegaban a mi interior. A pesar de que yo sabía eso sobre mi misma, (en algún lugar dentro de mi), nunca lo había internalizado hasta que alguien me lo dijo.
Más tarde cuando me aventuraba en mi vida como autónoma, organicé la primera formación de Facilitadores en Argentina basada en las enseñanzas de Louise L. Hay, y también me dijeron “Tú vales mucho Marisa.” En muchas oportunidades he recibido el mismo feedback.
Yo soy alguien que pone empeño en mejorar las cosas, sea cual sea el nivel en el que estén, para ponerlas en un lugar mejor. Siempre encuentro los recursos y las ideas para hacerlo, como sea. Soy alguien que es capaz de organizar y hacer que las cosas pasen, con los recursos que tengo. Y si no los tengo, los pido, los consigo, los invento, los aprendo, lo que sea, pero lo hago.
Pero nunca me había permitido apreciar el valor de mi habilidad “innata”. Ahora, ¿cuál fue el beneficio de reconocer el valor de mi talento especial de hacer que las cosas pasen y de optimizarlas? Bueno, empecé a pensar en cómo podía ayudar a otros a lograr llevar a cabo sus propios proyectos profesionales.
No es casual que en mi primera práctica como coach mi compañera de estudios me pidiera que la ayudara a organizar su propio taller de coaching!
Todas estas cosas pusieron mi cabeza en marcha y por esa razón decidí crear una comunidad, el “Campamento de Mujeres Emprendedoras” –un lugar donde voy a compartir estrategias para ayudarte a implementar tus ideas profesionales, y también creé un nuevo producto “Los 7 Errores Más Comunes que Cometen Las Mujeres de Negocios… y Cómo Evitarlos!”. En un corto período de tiempo, después de reconocer mi habilidad, no solamente creé productos y servicios más valiosos y más necesarios, sino que además me siento más en sintonía con mi propósito y como resultado me estoy divirtiendo más en mi negocio.
¿Cómo empiezas a reconocer tu valor?
Como empresarias, tenemos que validar que nuestras ideas tienen significado y valor. Necesitamos conectar con otras mujeres con ideas similares; ellas verán cosas en ti que tú no estás reconociendo sobre ti misma. Si realmente quieres ser próspera – y no sólo sobrevivir, tu éxito depende de asociarte con otras mujeres emprendedoras con grandes ideas, que están abiertas a compartir y a escuchar, que están alineadas con su propósito y que están logrando el estilo de vida que tú quieres. Pasar tiempo con las personas correctas y tener modelos a seguir es invaluable. Es hora de salir y buscar esa clase de apoyo si no lo tienes actualmente.
Una vez que tienes la claridad y el feedback sobre tu verdadero valor, ¿qué sigue?
Para mi fue darme cuenta de que puedo ayudar a un montón de gente a tomar sus ideas (que muchas veces los paralizan) y seguir los pasos para hacer de esas ideas una realidad.
Van a surgir dudas, para mi fueron… “¿De verdad puedo hacer esto? ¿A la gente le va a interesar? ¿Van a querer esto?” Lo que me ayudó a superar esas dudas fue reconocer que yo tengo valor y que sería incluso egoísta de mi parte no compartir este talento. Si nos contenemos de ofrecer nuestro verdadero valor no estamos haciendo un gran servicio a los clientes que se pueden beneficiar con lo que nosotras tenemos para dar.
Te debes a ti misma dar ese paso hacia lo que estás destinada a ser. Reconoce tus dones y talentos y luego encuentra una manera de compartirlos con el mundo.
A pesar de que he tenido desafíos financieros mientras voy desarrollando mi negocio, me siento completamente próspera. Me encanta mi trabajo y pongo mi corazón en mi negocio. Comparto esto porque yo soy igual que tú… sé que tienes un montón de valor para compartir con el mundo. Te debes a ti misma reconocerlo y ser una oferta única para el mundo.
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